A
través de los datos históricos de estos autores que estamos trabajando, vamos
descubriendo que fueron innumerables las culturas y pueblos retirados a la
fuerza de sus tierras para ser sometidos a la situación de esclavitud aquí en
Brasil. En el artículo anterior mencioné la estimativa en números. En este
artículo, quiero trabajar brevemente los tipos de culturas africanas con sus
principales características. El autor R. Cintra, acostumbra a dividirlos en
tres grandes grupos, que corresponden a los diversos ciclos del tráfico
esclavista. Vea íntegramente[1]:
1)
Culturas sudanesas, representadas principalmente por los pueblos Iorubás de
Nigeria (Nagô, Ijêcha, Egbá, Ketu, Ibadon, Ijebú) y de Daomé (grupo Gêge o Ewe,
Fon o Egon) por el grupo Mina de la Costa de Malagueta, de la Costa de Marfil
(Krumano, Agni, Zema, Teminí, Gós, Tehis, etc.)
2)
Culturas guineano-sudaneses islamizados, representados en primer lugar por los
Peuhl (Fulah, Fula) después por los Mandinga (Solmke, Bombara), por los Haussá
del norte de Nigeria y por grupos menores, como los Tapa, Bornu, Gurunsi,
Komusis y otros.
3)
Culturas bantos, constituidas por numerosas tribus del Congo, de Angola y de la
Contra Costa (Cabindas, Benguelas, Macuas, Angicos, Caçanges, Rebolos,
Muxincongos).
“los
bantos del Congo y de Angola parecen ser los más primitivos. Vivían en las
florestas o en las planicies cerca de la costa, en pequeñas aglomeraciones o
tribus. Las habitaciones eran chozas o cabañas de techo cónico. El vestuario
era elemental. No conocían los tejidos, andaban semi-desnudos o usaban tangas
de fibras de palmeras o cascaras de árboles. Había una gran variedad de razas y
lenguas, según los grupos localizados al Norte, al Sur o al Centro. Se
dedicaban al pastoreo o a la agricultura básica como azadas de madera (Artur
Ramos). Los más civilizados eran los sudaneses,
iorubás, nigerianos o daomeanos. Eran altos, corpulentos y activos. Vivían
en ciudades, poseían puestos con embarcaciones. Sus jefes eran tratados por los
portugueses como reyes. Conocían el tejido y negociaban con los extranjeros
“paños de la costa”. Tenían herreros y artistas en cobre, oro y madera. Criaban
animales de porte grande y mediano: caballos, ganado, cabras, carneros. Tenían
habitaciones de adobe y construían fortalezas. Los sudaneses islamizados haussás, malês conocían los progresos de la
cultura árabe. Poseían armas más perfeccionadas. Los fanti y Ashanti, como los habitantes de la Costa de Oro y del
Golfo de Guiné, participaban del adelantamiento de la cultura. Negociaban el oro
con los portugueses y sabían trabajar metales. Los más poderosos,
particularmente los régulos de Daomé
y de Lagos, (…) practicaban el trueque con los portugueses o bahianos,
cambiando esclavos por rollo de humo (12 rollos de humo a cambio de un
esclavo). Agua ardiente, azúcar, harina de mandioca, productos agrícola en
bruto, objetos orientales, pólvoras y armas eran también mercaderías usadas en
el trueque”.[2]
A esta altura, es importante percibir, que
sin saber, los portugueses estaban introduciendo, en esta tierra, personas de
tradiciones muy diferentes unas de otras, de religiosidad totalmente diversas;
algunos con una capacidad enorme de organización, otros, no tanto; algunos
venidos de reinos, otro apenas de una organización tribal. En fin, trajeron personas
que al encontrarse – por la rivalidad existente entre ellos – podrían haberse
destruido mutuamente[3].
Pero eso no sucedió, pues ahora, delante de toda la distracción causada en sus
tierras, restaba sumar fuerzas contra un enemigo común, buscando una manera
mejor de reorganizarse para mantener vivas las raíces de la Madre África,
rescatando valores y tradiciones. En verdad, el proyecto portugués tuvo efecto
contrario, pues, así como el tráfico no cesaba, tampoco cesaba la continua
renovación de las fuentes de vida, “estableciendo un contacto permanente entre
los antiguos esclavos o sus hijos y los recién llegados en cuyas hileras
venían, con frecuencia, sacerdotes, adivinos, médicos- hechiceros, lo que hizo
que durante el período esclavista existiese un rejuvenecimiento de los valores
religiosas”[4].
En cuanto a la práctica religiosa, ya sucedía
algo significativo en las senzalas, aunque sin una organización estructural
como casas de culto, terrenos, etc. Sucedían verdaderas celebraciones, sin que
sus señores lo notasen. Tratándose de Candomblés, Xangôs y Batuques, como
tenemos hoy, se tratan de organizaciones muy recientes, que datan su inicio al
final del siglo XVIII y al inicio del siglo XIX[5].
Nuestro estudio, por lo tanto, va a intentar profundizar las prácticas
religiosas, buscando su verdadero significado ayer y hoy en África y en Brasil,
sin la pretensión de agotar el tema, sino de profundizar los elementos comunes
de dialogo y de encuentro cultural, con el fin de que, en nuestra síntesis
teológica, descubramos la acción del Dios de la vida, presente en las diversas
manifestaciones del Pueblo Negro.
Fr Ndega
traducion: Nomade de Dios
[1]CINTRA, R. Candomble e Umbanda. p. 32; Veja dados correspondentes e
complementares em BASTIDE, R, Religioes
Africanas no Brasil, p. 67. Quanto
ao destino de toda esta gente, é significativa a colocação que CINTRA faz:
"(...) Os sudaneses,
particularmente os Iorubás ficaram
mais na Bahia e no Nordeste, os daomeanos,
particularmente os Gêges, foram para
o Maranhão. Há também representantes na Bahia e em Pernambuco. Os Haussas, malês e mandingas, espalhados
pelo Nordeste, foram os principais responsáveis pelos Quilombos; os bantos espalhados
um pouco pelo Brasil inteiro, são mais numerosos no Rio
De Janeiro, em Minas Gerais e nos Estados do Sul".
[3]Cf. BASTIDE, R. Op. cit.,p. 68.
[4]Id. Ibid., p. 69.
[5]Cf. Id. Ibid., p. 69; nos parece
interessanteapresentaralgumas datas de fundação. O nosso autor,
fundamentando-se nas pesquisas feitas por P. VERGER, mostra que a casa da Minas
de São Luís do Maranhão tenha sido provavelmente fundada em 1796 por membros
perseguidos da família real do Daomé; e Nunes Pereira soube por MãeAndréia que
sua “casa” havia sido fundada por “contrabandos”, isto é, por negros trazidos
clandestinamente depois de 1815 e que tinham sido libertados quando de
suachegada ao Brasil. Sabemos, de outro lado, que o Candomblé de EngenhoVelho
em Salvador foi fundado por duas sacerdotisas da família de Xangô, trazidas
como escravas para esta cidade no começo do séculoXlX.
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