domingo, 29 de novembro de 2020

ESPERA ALEGRE Y VIGILANTE

 

Reflexión a partir de Is 63, 16-|7; 64, 1. 4-8; 1Cor1, 3-9; Mc 13, 33-37




 

Estamos iniciando el tiempo del adviento. Este es un período de espera vigilante y alegre para la venida del Señor. De acuerdo con la dinámica de este tiempo, durante las dos primeras semanas reflexionamos sobre su venida en la gloria, al final de los tiempos, o sea, en la realización de los tiempo ya que el mundo y la historia no caminan hacia un fin, sino para su verdadera finalidad: el mismo Jesús. En las dos semanas siguientes nos hace reflexionar sobre el misterio de su primera venida en nuestra historia, encarnándose en nuestra realidad, volviéndose uno de nosotros.

El profeta Isaías, Juan Bautista y la Virgen María son los personajes bíblicos más importantes durante este período por su contribución en la preparación del cumplimiento de la venida del Salvador de la humanidad. Las dos palabras que nos acompañarán en este período son vigilancia y espera. Las dos caminan juntas porque nuestra espera no es pasiva, como la de los espectadores, sino que es una espera vigilante y activa. Esperamos porque es cierto que él viene, y vigilamos para poder recibirlo bien.

En la primer lectura, el profeta Isaías dirige una intensa oración a Dios, reconociéndolo como Padre. Por un lado, el profeta recuerda con gratitud la fidelidad de Dios que hace cosas maravillosas para salvar a su pueblo; por otro lado, él reconoce la falta de correspondencia por parte del pueblo, sintiéndose también él culpable al ser miembro de ese pueblo. Esta oración nos motiva a confiar en Dios que es Padre plasmó cada persona y está dispuesto a dar siempre una nueva oportunidad a quien quisiera volver hacia Él. Que podamos aprovechar esta oportunidad que nos está dando.

En la segunda lectura, Pablo agradece a Dios por la acción de su gracia en la comunidad de Corintios, la cual dio buenos frutos como respuesta a esta acción. Esta comunidad esperó la venida del Señor no de cualquier manera, sino con una fe activa como expresión de su compromiso frente a los dones recibidos. La esperanza de San Pablo es que esta comunidad continúe firme en el mensaje recibido sobre Jesús y crezca en la fa en Él, que es confiable.

En el Evangelio, Jesús nos pide que estemos preparados para su venida y nos invita a vigilar para que él, el “dueño de casa”, pueda venir en cualquier momento, sin aviso previo. El tiempo que nos es dado no es apenas kronos (cantidad de tiempo), es también y principalmente Kairós (calidad de tiempo), esto es, tiempo oportuno, oportunidad de conversión y, por lo tanto de salvación. Estamos invitados a “retomar la relación de amistad con el tiempo y descubrirlo habitado por una presencia” que quiere ser reconocida y recibida. El Señor viene para traer alegría. Entonces, “tengamos cuidado para no perdernos la posibilidad de ser feliz”.

“Presten atención, vigilen...” con esa exhortación Jesús manifiesta todo su amor por sus discípulos y el deseo de recompensarlos por su fidelidad. Con ellos, nosotros también somos siervos, administradores de los dones de Dios. Tenemos tareas y responsabilidades confiadas por el Señor para el cuidado de su casa, o sea, el mundo, las hermanas y hermanos de camino, etc. El Señor que viene quiere que estemos vigilantes en oír y practicar sus enseñanzas. Esas actitudes traducen la verdadera vigilancia del siervo bueno y fiel que espera el regreso de su señor.

¿Para qué nos pide el Señor que estemos prontos? “Para el esplendor del encuentro. Y no con un Dios amenazador, que es la proyección de nuestros miedos y mentalidad”, sino con el Dios bueno que viene para hacer fiesta con nosotros y darnos la recompensa por nuestra fidelidad en la vivencia del amor con el cual debemos relacionarnos y cuidar unos de los otros. Este es el verdadero rostro de Dios, revelado por Jesús. Por lo tanto, “el mensaje no es de miedo, sino de alegría porque el Señor viene definitivamente para ser la luz de nuestras vidas”, apartando la noche de infidelidad e hipocresía que niegan nuestra identidad como buenos y fieles siervos y también niegan ese verdadero rostro de Dios.

El riesgo que corremos es aquel de que nos encuentre durmiendo sin percibir que estamos siendo visitados. San Juan Pablo II dice que “uno de los grandes males de nuestro tiempo es el eclipse de la conciencia” - que no logra distinguir el bien del mal, lo dulce de lo amargo. En este sentido, la oración es importante no como una repetición de fórmulas, sino como un diálogo constante con el Señor para mantener esa conciencia viva. Sobre ese diálogo, dice Santa Teresa de Ávila que se trata de “un diálogo de tú a tú con Aquel por quien sabemos que somos amados”.

El Señor quiere entrar en nuestras vidas. El Adviento nos trae precisamente este mensaje: vamos a abrir nuestros corazones a la esperanza porque él quiere traer alegría. Si el Señor entra en tu vida te va a pedir cambiar algunas cosas, pero eso no debe ser un problema para ti porque aquel que te pide cambiar tiene cosas mejores para ti: él te trae la alegría. Por eso, ¡coraje!, ¡confianza! Nuestra realidad está “grávida” de Dios. Que podamos estar preparados para reconocerlo y recibirlo todo el tiempo, en todas las situaciones y en cada persona que se acerque a nosotros.


Fr Ndega 

Traducion: Nomade de Dios

ESPERA ALEGRE E VIGILANTE

 

Reflexão a partir de Is 63: 16-17; 64: 1, 4-8; 1Cor 1, 3-9; Mc 13: 33-37




 

      Estamos iniciando o tempo de advento. Este é um período de espera vigilante e alegre para a vinda do Senhor. De acordo com a dinâmica deste tempo, durante as duas primeiras semanas refletimos sobre sua vinda na glória no final dos tempos, ou seja, na realização dos tempos já que o mundo e a história não caminham para um fim, mas para a sua verdadeira finalidade: o próprio Jesus. Nas duas semanas seguintes nos faz refletir sobre o mistério de sua primeira vinda em nossa história, encarnando-se em nossa realidade, tornando-se um de nós.

     O profeta Isaías, João Batista e a Virgem Maria são os personagens bíblicos mais importantes durante este período pelo envolvimento e contribuição deles na preparação e cumprimento da vinda do Salvador da Humanidade. As duas palavras que nos acompanharão neste período são vigilância e espera. As duas caminham juntas porque nossa espera não é passiva, como a dos espectadores, mas é uma espera vigilante e operosa. Esperamos porque é certo que ele vem; e vigiamos para poder recebê-lo bem.

      Na primeira leitura, o profeta Isaías dirige uma intensa oração a Deus, reconhecendo-o como o Pai. Por um lado, o profeta lembra com gratidão a fidelidade de Deus que faz coisas maravilhosas para salvar seu povo; por outro lado, ele reconhece a falta de correspondência por parte do povo, sentindo-se também ele culpado por ser membro desse povo. Esta oração nos motiva a confiar em Deus que é Pai, plasmou cada pessoa e está disposto a dar sempre uma nova oportunidade a quem quiser voltar para Ele. Que possamos aproveitar esta oportunidade que nos está sendo dada.

       Na segunda leitura, Paulo agradece a Deus pela ação de sua graça na Comunidade do Coríntios, a qual deu bons frutos como resposta a esta ação. Esta comunidade esperou a vinda do Senhor não de qualquer jeito, mas com uma fé operosa como expressão de seu compromisso diante dos dons que receberam. A esperança de São Paulo é que esta comunidade continue firme na mensagem recebida sobre Jesus e cresça na fé nele que é confiável.

      No evangelho, Jesus nos pede para estarmos prontos para sua vinda e nos convida a vigiar para que ele, o "dono da casa", pode vir a qualquer momento, sem aviso prévio. O tempo que nos é dado não é apenas kronos (quantidade de tempo), é também e principalmente Kairós (qualidade de tempo), isto é, tempo oportuno, oportunidade de conversão e, portanto, de salvação! Somos convidados a "retomar a relação da amizade com o tempo e descobri-lo habitado por uma presença" que quer ser reconhecida e acolhida. O Senhor vem para trazer alegria. Então, "tenhamos cuidado para não perdermos a chance de ser feliz!"

       "Prestai atenção, vigiai..." com essa exortação Jesus manifesta todo o seu amor pelos seus discípulos e o desejo de recompensá-los pela fidelidade deles. Como eles, nós também somos servos, administradores dos dons de Deus. Temos tarefas e responsabilidades confiadas pelo Senhor para o cuidado de sua casa, ou seja, o mundo, as irmãs e os irmãos de caminhada, etc. O Senhor que vem quer que estejamos vigilantes em ouvir e praticar seus ensinamentos. Essas atitudes traduzem a verdadeira vigilância do servo bom e fiel que espera o retorno de seu senhor.

       Jesus nos pede para estarmos prontos para quê? "Para o esplendor do encontro. E não com um Deus ameaçador, que é a projeção de nossos medos e mentalidade", mas com o Deus bom que vem para fazer festa conosco e nos dar a recompensa por nossa fidelidade na vivencia do amor com a qual devemos nos relacionar e cuidar uns dos outros. Este é o verdadeiro rosto de Deus revelado por Jesus. Portanto, "a mensagem não é de medo, mas de alegria porque o Senhor vem definitivamente para ser a luz de nossas vidas" afastando a noite de infidelidade e hipocrisia que nega nossa identidade como servos bons e fiéis e também nega esse verdadeiro rosto de Deus. 

       O risco que corremos é aquele de ser encontrados dormindo sem perceber que estamos sendo visitados. São João Paulo II disse que "um dos grandes males do nosso tempo é o eclipse da consciência" – que não consegue distinguir o bem do mal e doce do amargo. Nesse sentido, a oração é importante não como uma repetição de fórmulas, mas como um diálogo constante com o Senhor para manter essa consciência viva. Sobre esse diálogo, diz Santa Teresa de Ávila que se trata de "um diálogo de tu a tu com aquele por quem sabemos que somos amados".

      O Senhor quer entrar em nossas vidas. O Advento nos traz precisamente esta mensagem: Vamos abrir nossos corações para a esperança porque ele quer trazer alegria. Se o Senhor entrar em tua vida ele vai te pedir para mudar alguma coisa, mas isso não deve ser um problema para ti porque aquele que te pede para mudar tem coisas melhores para ti: ele te traz a alegria. Por isso, coragem, confiança! Nossa vida realidade está "grávida" de Deus! Que possamos estar prontos para reconhecê-lo e recebê-lo o tempo todo, em todas as situações e em cada pessoa que se aproxima de nós.


Fr Ndega

sábado, 28 de novembro de 2020

ATTESA GIOIOSA E VIGILANTE

 

Riflessione a partire di Is 63: 16-17; 64: 1, 4-8; 1Cor 1, 3-9; Mc 13: 33-37

 

        Stiamo iniziando il tempo di avvento. Trattasi di un tempo di attesa vigilante e gioiosa per la venuta del Signore. Secondo la dinamica di questo tempo, durante le due prime settimane riflettiamo sulla sua venuta nella gloria alla fine dei tempi, cioè all’adempimento dei tempi poiché il mondo e la storia non camminano per una fine ma per un vero fine: Gesù stesso. Le due settimane in seguito, ci fanno riflettere sul mistero della sua prima venuta nella nostra storia, incarnandosi nella nostra realtà, diventando uno di noi.

      Il profeta Isaia, Giovanni Battista e la Vergine Maria sono i personaggi più importanti durante questo periodo per il loro coinvolgimento e contributo nella preparazione e compimento della venuta del Salvatore dell’umanità. Le due parole che accompagnano questo periodo sono: vigilanza e attesa. Le due camminano insieme perché la nostra attesa non è passiva, da spettatori bensì una attesa vigilante e operosa. Attendiamo perché è certo che viene; vigiliamo per accoglierlo bene.

     Nella prima lettura, il profeta Isaia rivolge a Dio una intensa preghiera, riconoscendolo come Padre. Da una parte, il profeta ricorda con gratitudine la fedeltà di Dio che compie cose stupende per salvare il suo popolo; dall'altra parte riconosce la mancanza di corrispondenza da parte del popolo sentendosi anche lui degno di rimprovero come membro di questo popolo. Questa preghiera motiva a confidare in Dio che è Padre, che ha plasmato ogni persona ed è disposto a dare una nuova opportunità a chiunque voglia tornare da Lui. Che possiamo prendere sul serio quest’opportunità.

      Nella seconda lettura, Paolo ringrazia Dio per l'azione della sua grazia nella comunità dei corinzi la quale è diventata feconda come risposta a quest’azione. Questa comunità ha atteso la venuta del Signore non in qualsiasi modo, ma con una fede operosa come espressione del loro impegno dinanzi ai doni che hanno ricevuto. L'auspicio di San Paolo è che questa comunità continui con fermezza nel messaggio ricevuto su Gesù e cresca nella fede in Lui che è fidabile.

       Nel vangelo, Gesù ci chiede di essere pronti per la Sua venuta e ci invita a vigilare perché Egli, il “padrone di casa”, può venire in ogni momento, senza preavviso. Il tempo che ci è dato non è solo kronos (quantità di tempo), è anche e principalmente Kairos (qualità di tempo), opportunità di conversione e, quindi, di salvezza! Siamo invitati a “riprendere il rapporto di amicizia con il tempo e scoprirlo abitato da una presenza” che vuole essere riconosciuta e accolta. Il Signore viene per portare gioia. Quindi “stiamo attenti per non perdere l’occasione di essere felici!”

       “State attenti, vegliate…” con questa esortazione Gesù manifesta tutto il suo amore per i suoi e il desiderio di ricompensarli per la loro fedeltà. Come loro, anche noi siamo servi, amministratori dei doni di Dio. Abbiamo dei compiti e responsabilità affidati dal Signore per la cura della sua casa, cioè, il mondo, le sorelle, i fratelli, ecc. Il Signore che viene vuole trovarci vigilanti nell’ascolto e pratica dei suoi insegnamenti. Questi atteggiamenti traducono la vigilanza vera del servo buono e fedele che spera il ritorno del suo signore.

      Gesù ci chiede di essere pronti a che cosa? “Allo splendore dell'incontro. E non con un Dio minaccioso, che è la proiezione delle nostre paure e mentalità”, ma con il Dio buono che viene per fare festa con noi e darci la ricompensa per la nostra fedeltà nel vivere dell’amore con cui dobbiamo rapportarci e prenderci cura a vicenda. Questo è il vero volto di Dio rivelato da Gesù. Quindi “il messaggio non è di paura ma di gioia perché il Signore viene definitivamente per essere la luce della nostra vita” scacciando via la notte dell’infedeltà e dell’ipocrisia che nega la nostra identità di servi buoni e fedeli e nega anche questo vero volto di Dio. 

     Il rischio che corriamo è quello di essere trovati addormentati senza renderci conto di essere visitati. San Giovanni Paolo II diceva che “uno dei grandi mali del nostro tempo è l’eclisse della coscienza” – che non riesce a distinguere il bene dal male e il dolce dall’amaro. In questo senso, è importante la preghiera non come una ripetizione di formule, ma come un dialogo costante con il Signore per mantenere viva questa coscienza. Riguardo a questo dialogo, afferma Santa Teresa d’Avila: “Un dialogo a tu per tu con Colui dal quale sappiamo di essere amati”.

     Il Signore vuole entrare nella nostra vita. L’avvento ci porta proprio questo messaggio: Apriamo il cuore alla speranza perché lui vuole portare la gioia. Se il Signore entra nella tua vita ti chiederà di cambiare qualcosa, ma questo non deve essere un problema per te perché colui che ti chiede di cambiare ha cose migliori per te: ti porta la gioia. Per questo, coraggio, fiducia! La nostra realtà sta “gravida” del Signore! Che possiamo essere pronti a riconoscerlo e ad accoglierlo in ogni momento, in ogni situazione e in ogni persona che ci si avvicina.


Fr Ndega

Revisione dell'italiano: Giusi

MATARAJIO YA FURAHA NA MAKINI

 

Kutafakari kuhusu Isaya 63: 16-17; 64: 1, 4-8; 1Wak 1, 3-9; Mk 13: 33-37

 

Kulingana na liturjia ya Kanisa Katoliki, tunaanza wakati mpya uitwao Majilio. Wakati huu unajumuisha wiki nne: wiki mbili za kwanza tunatafakari kuhusu kuja kwa Bwana mara ya pili katika mwisho wa umri. Ujio wake kama Bwana wa maisha yetu na wa historia unalenga kuimarisha matumaini yetu ili kushiriki katika furaha yake. Wiki mbili zingine zinatukumbusha Ujio wa kwanza wa Yesu na kutuandaa ili tusherehekee sikukuu ya kuzaliwa kwake katika Krismasi.

Masomo ya leo ndio mwaliko wa kukesha ili tutambue na kuzikaribisha ishara za uwepo wa Bwana katika hali yetu ya kila siku. Ndio mwaliko pia wa shukrani maana Bwana anakuja kukutana nasi daima ili kutupa wokovu wake. Matukio yote makuu yahitaji maandalizi mema na ndani ili kusherehekewa mema. Hivyo ndivyo Majilio kama maandalizi ya tukio kuu la Krismasi.

Katika somo la kwanza, nabii Isaya anamwomba Mungu kwa njia ya imani na upendo, akimtambua kama Baba. Nabii huyo anaongea kwa kutambua vipengele viwili: kwanza, uaminifu wa Mungu anayewaokoa watu wake na kingine ni kosa la uaminifu wa watu kwa ajili ya Agano. Upinzani dhidi ya maongozi ya waliotumwa na Mungu uliwafanya watu wajione mbali na Mungu. Maombi ya nabii ni faraja na msaada ili kufufua matumaini katika Bwana ambaye yuko tayari kutoa nafasi mpya kwa yeyote anayetaka kumrudia yeye. Tuchukue nafasi hii inayotupwa.

Katika somo la pili, Paulo anamshukuru Mungu, kwa sababu ya tendo la neema yake katika jumuiya ya Wakorintho, ambayo imezaa matunda mazuri kama jibu la tendo hili. Jumuiya hii inatarajia ujio wa Bwana sio kwa njia yoyote bali kwa imani halisi iliyo maonyesho ya ahadi yao kwa karama ilizopokea. Matakwa ya Mtakatifu Paulo ni kwamba jumuiya hii iendelee kwa imara katika ujumbe uliotolewa kuhusu Yesu na kukua kwa imani kwake anayeaminika.

Katika Injili Yesu anaongelea fumbo la Kuja kwake. Ni sehemu ya mpango wa hekima na wema wa Baba. Hii ni nafasi ya wokovu na sio ya hofu. Wokovu ni zawadi ya Mungu; hakuna hata mmoja anayeustahili. Sote tunaalikwa kukesha. Yesu analinganisha ujio wake na mfano wa mtu ambaye alifunga safari na kuikabidhi nyumba yake kwa watumishi wake. Kila mmoja alipokea jukumu fulani na wote waliombwa kukesha. Hapo ni muhimu kipengele cha wakati. 

Kulingana na lugha ya Kigiriki wakati ndio Kronos na Kairos. Neno ambalo andiko hili linatumia ndilo Kairos linalomaanisha wakati mwafaka, nafasi ambayo Bwana anatupa ili tuwe wenye furaha. Tunaalikwa ni watumishi na katika biblia, watumishi ni wale waliotoa maisha yao kwa ajili ya mpango wa Mungu. Bwana alitukabidhi mpango wake ili tuutekeleze maishani mwetu na jamii yetu. Yeye anatarajia tutende jukumu hili kwa uaminifu kwa sababu anataka kukutana nasi ili kutuzawadisha kwa kushiriki naye furaha yake.

Anatarajia kukaribishwa vizuri, kulingana na maneno yake mwenyewe: "Mimi nasimama mlangoni na kubisha hodi. Mtu akisikia sauti yangu na kufungua mlango, nitaingia nyumbani kwake na kula chakula pamoja naye, naye atakula pamoja nami” (Apocalypse 3, 20). Kulingana na andiko hili Bwana Yesu atakuja usiku, yaani kama mwanga ili kufukuza giza, huzuni na kuanzisha hali mpya kabisa maishani mwetu. Turuhusu kuangazwa na mwanga wake.

 Kuja kwake Bwana badala ya kuwaogopesha watu, kunayaimarisha matumaini katika wokovu wake, kwa sababu yeye ni Mwokozi na kuja ili kuokoa. Safari ya Kikristo ni safari ya furaha ili kukutana naye kwa sababu yeye huja daima kukutana na sisi. Maonyesho halisi ya makaribisho yetu kwa Bwana ndio utumishi wetu katika jumuiya kwa ukarimu na furaha.

Hivyo, Majilio ni wakati wa kufanya upya ahadi yetu na Bwana, katika mwendo wa mabadiliko daima. Kuhusu hili, Bwana anatuambia tena: "Wewe unayo saburi, umestahimili taabu nyingi kwa ajili ya jina langu, wala hukuvunjika moyo. Lakini ninalo jambo moja dhidi yako: wewe hunipendi tena sasa kama pale awali. Basi, pakumbuke pale ulipokuwa kabla ya kuanguka, ukatubu na kufanya kama ulivyofanya pale awali” (Ufu 2, 3-5a). Kusali zaidi na kupatikana ni tabia za mwanafunzi wa kweli anayejua Bwana wake naye uko tayari daima ili kumkaribisha. Kukesha kwa uaminifu na ukarimu ni ishara halisi ya matarajio yetu kwa ujio wa Bwana.


Fr Ndega

domingo, 22 de novembro de 2020

MUNGU ANAJITAMBULISHA NA WALIO NA SHIDA

 

Tafakari kutoka Ezekieli 14: 11-12.15-17; 1Kor 15: 20-26.28; Mat 25: 31-46




 

       Likiuhitimisha Mwaka wa Kiliturujia, Kanisa linasherehekea Sherehe ya Bwana Wetu Yesu Kristo Mfalme na kutukumbusha kwamba tamani lake ni tushiriki katika Ufalme wake. Maandiko haya yaliyochaguliwa kwa siku hii yasema kwamba Mungu ni kama Mfalme-Mchungaji ambaye anawajali wana kondoo wake na kuwa na upendo maalum hasa kwa ajili ya wasio na nguvu. Tabia yake ni kipimo cha matendo yetu.

        Kwa jina la Mungu, Nabii Ezekieli anawashutumu viongozi wa Watu wa Israeli kwa sababu tabia yao ya kutowajibika ilisababisha kipindi cha huzuni na mateso kwa watu hawa katika uhamisho wa Babeli. Lakini katika ujumbe wake, nabii anatangaza pia utunzaji wa Mungu kwa ajili ya watu hawa. Yeye atawaongoza kwenye hali mpya kama vile mchungaji kwa ajili wa wana kondoo wake. Kweli watu walikombolewa kutoka uhamisho. Lakini tukio hilo lilikuwa tangazo tu la kazi ya Yesu kama Mchungaji Mwema aliyesalimisha ili wanadamu wote wapate maisha mapya.

         Kulingana na Mtakatifu Paulo, Yesu amefufuka kama limbuko, yaani kwa ajili ya kuwa wa kwanza wa wengi. Yeye alifungua kwetu mlango wa maisha kamili na kweli. Alifanya hivyo akizishinda nguvu zote duniani, kupitia kifo chake na ufufuo wake, akiwaokoa wanadamu na kuanzisha Ufalme wa Mungu Baba yake. Wanadamu wote wanaalikwa kuingia katika ufalme huu. Lakini ni muungano na Kristo ambao unatusaidia kufanya uzoefu wa ufalme huu.  

     Andiko hili ya Injili linajulikana kama “Hukumu ya mwisho” na wengi kati yetu wanapendelea kumfikiria Yesu kama “hakimu” atakayekaa kitini chake akiwahukumu wanadamu, kuwatuza wengi na kuwaadhibu wengine kama wafalme wa ulimwengu walivyo. Lakini hatuwezi kusahau yale aliyosema, yaani “Mungu hakumtuma Mwana ulimwenguni ili kuwa hakimu wake, lakini kwa kuwa mkombozi wake” (Yohane 3, 17). Hivyo, lengo lake sio kuhukumu bali kuokoa kwa sababu ya upendo na huruma yake. Basi, inawezekanaje kufahamu andiko hili la Mathayo linaloongea kuhusu hukumu?

      Wainjilisti wanaonyesha kwamba Yesu alikataa cheo cha mfalme katika wakati wa utukufu, na kukubali katika wakati wa kushindwa, mfano msalaba. Upinzani wake kwa cheo hiki ulikuwa kwa sababu ya mawazo ya kisiasa ya watu kuhusu suala hili. Yeye anatumia mfano wa mfalme-mchungaji katika andiko hili ili kuelea maana kamili ya Ufalme wake na lengo lake kama Mfalme. kwanza kabisa, Ufalme wake sio kutoka ulimwengu huu wala haiwezekani kuuonwa na kusema ndipo hapa au ndipo huko. Ufalme huu una tabia tofauti, yaani haiwezekani kuonwa bali kuwepo.

       Yesu hakufafanua Ufalme wa Mungu ni nini, lakini alisema kwamba ndio kati yetu nasi tunaalikwa kufanya uzoefu wa ufalme huu kwa kupitia matendo mema kwa ajili ya wengine. Kweli ufalme unaonyeshwa na baadhi ya matendo letu, lakini tuwe macho! Ufalme sio tendo tunalofanya bali ni tendo la Mungu katika maisha yetu katika ulimwengu na katika historia. Yesu ndiye mfalme aliyekubali msalaba kama kiti chake cha enzi alipoonyesha upendo wake kubwa kwa ulimwengu. Ndio Hukumu: mfano wake wa kupenda na kuwa na huruma kama kipimo cha kutenda. 

       Mfalme huyo anataka kuwakusanya watu wote kuzunguka naye katika ufalme wake kama mchungaji anavyofanya kwa kundi lake. Yeye anajitambulisha na ndugu wadogo na kuyaanzisha matendo ya upendo na huruma kwa ajili yao kama kipimo cha wokovu. Aina ya mahusiano yetu na wale walio na shida na wadogo inatuhukumu.

     Sehemu ya mwisho ya hukumu itakuja kwa wote nayo inapaswa kuwa ukamilifu wa maisha yetu kwa sababu mambo yote ambayo tumeishi ndiyo maandalizi kwa wakati huu. Tutakapokutana na Mungu, hatutaulizwa ikiwa tumeshiriki katika dini fulani wala mara ngapi tulienda kanisani, bali kiasi gani tuliweza kupenda. Kwa hivyo tuko na ishara za Kristo kwa ajili ya wadogo kama mfano. Mambo yote tunayoweza kufanya kwa ajili yao ni kwa Kristo tunayofanya.

      Hatuhitaji kuacha ubinadamu wetu ili kukutana na Mungu. Yeye mwenyewe anajiruhusu kukuta katika ubinadamu wetu, hasa wakati ubinadamu huu unateseka. Ndizo chaguo zetu zitakazoamua mwelekeo wa maisha yetu. Tusisahau kwamba mapenzi ya Mungu ni kwamba maisha yetu yapate ukamilifu na kwa hivyo anakaa ndani yetu kwa Roho wake. Tumpe nafasi ya kutenda sababu, “Ikiwa Mungu yumo ndani yetu, tutafanya yale mema hata kwa kupita kwetu tu”.


Fr Ndega

sábado, 21 de novembro de 2020

DIO SI FA TROVARE NELL’UMANO

 

Riflessione su Ez 14: 11-12.15-17; 1 Cor 15: 20-26.28; Mt. 25: 31-46

 

 


 

       Concludendo l’anno liturgico, la Chiesa ci presenta la solennità di Cristo Re dell’Universo, ricordandoci che Egli ci vuole partecipi del suo regno. I brani scelti per quest’occasione ci aiutano a riflettere sull’immagine di Dio come re e pastore, che non solo ha il desiderio di radunare tutte le persone attorno a sé, ma Lui stesso si prende cura di esse e ha un amore speciale soprattutto per coloro che sono deboli. Il suo atteggiamento è il punto di riferimento delle nostre azioni.

      Il profeta Ezechiele parla in nome di Dio ai capi di Israele, criticando la loro irresponsabilità come pastori, che portò il popolo a provare un periodo di dolore e sofferenza in Babilonia. Ma nel suo messaggio, il profeta annuncia anche la cura di Dio per questo popolo che Egli stesso guiderà in una nuova situazione, come un vero pastore fa per le sue pecore. Infatti il popolo viene liberato dall’esilio, ma questo fu solo un annuncio della vera liberazione che avverrà con la missione di Gesù, il Buon Pastore, che consegna se stesso in modo che tutti gli uomini possano avere la vita nuova e piena.

     Secondo San Paolo, Gesù è risorto ma non per essere l’unico. Egli è primizia, cioè, il primo di una lunga serie. Egli ci ha aperto il passaggio ad una vita piena e definitiva. E in che modo? Vincendo tutto il potere del mondo, attraverso la sua morte e risurrezione, salvando tutta l’umanità e stabilendo il regno di Dio suo Padre. Tutte le persone sono invitate a partecipare a questo Regno, che è già presente tra noi e solo l’unione con Cristo ci rende in grado di provarlo in modo concreto.

      Il brano del Vangelo è conosciuto come “il Giudizio Universale” e molti di noi immaginiamo Gesù come un “giudice” che seduto sul suo trono giudicherà l’umanità, dando ricompensa ad alcuni e punendo gli altri come i re di questo mondo. Ma non possiamo dimenticare ciò che Egli stesso ha detto: “Dio non ha mandato il Figlio nel mondo per essere il Suo giudice, ma per essere il suo Salvatore” (Giovanni 3, 17). Quindi il suo scopo non è quello di giudicare ma di salvare a motivo del suo amore e della sua misericordia. In che modo quindi è possibile comprendere questo brano di Matteo che parla del giudizio?

     Gli evangelisti mostrano che Gesù ha rifiutato il titolo di re nei suoi momenti prodigiosi mentre lo ha accettato nel momento in cui sembrava sconfitto, vale a dire, sulla croce. La sua opposizione a questo titolo era dovuta alla mentalità politica di regno, che era contro il significato della sua missione. Egli usa qui l’immagine del re-pastore per fare capire il vero significato del suo Regno e il suo scopo come Re. Anzitutto, il suo regno non proviene da questo mondo e non può essere visto dicendo: eccolo qui o eccolo lì. Esso segue una logica diversa: non si vede ma c’è.

       Anche se Gesù non ha definito cosa sia il Regno di Dio, lo ha mostrato presente in mezzo a noi e ci ha invitato a fare l’esperienza della sua presenza attraverso il bene fatto ai più bisognosi. È vero che il Regno si manifesta anche tramite alcune delle mie azioni ma, attenti! Il Regno non è qualcosa che io compio ma è quello che Dio realizza nella mia vita, nel mondo e nella storia.  Gesù è il re che accettò la croce come suo trono, dove mostrò il suo grande amore per il mondo. Ecco il giudizio: il suo amore, la sua compassione come punto di riferimento del nostro agire.

        Come un pastore fa con le sue pecore, Gesù vuole radunare tutte le persone attorno a sé nel suo regno. Egli si identifica con i fratelli più piccoli e stabilisce il bene fatto a loro come misura di salvezza. Le sue parole ci aiutano a discernere perché possiamo fare bene le nostre scelte. Il tipo di relazione che abbiamo con coloro che sono più bisognosi ci giudica, quindi siamo giudicati tutto il tempo del nostro esistere; ma il momento decisivo della nostra vita verrà quando incontreremo Dio faccia a faccia. In quel momento non ci verrà chiesto se abbiamo partecipato ad una religione o quante volte siamo andati in chiesa, ma quanto abbiamo amato davvero.

        Quindi, abbiamo come esempio i gesti di Cristo nella sua identificazione con i più piccoli. “Prendi esempio da me, vai e fai lo stesso”!, ci dice ancora oggi. Tutto ciò che facciamo a loro, ispirati da Cristo lo facciamo a Lui stesso. Non abbiamo bisogno di lasciare la nostra umanità per trovare Dio, ma Dio stesso si fa trovare nell’umano; là dove l’umanità è più sofferente, più è piagata e maltrattata più la divina presenza è concreta ed intensa. Le opere di misericordia fatte verso i più bisognosi possono diventare una vera esperienza di Dio e chiave per entrare nel suo regno.

        Il messaggio e i gesti di compassione di questo Re-pastore ci rendano più umani, attenti ai bisogni degli altri. Non possiamo permettere che le nostre scelte portino la nostra vita alla rovina, lontano dallo scopo pensato dal Signore per noi. La chiave è l’amore. “Ed ecco il giudizio: che cosa rimane quando non rimane più niente? Rimane l'amore, dato e ricevuto”. Quindi, affrettiamoci ad amare perché solo l’amore edifica e solo le cose fatte con amore hanno la loro consistenza. Il resto non conta nulla. Dio, l’amore è in noi. Proviamo a dargli l’opportunità d’agire perché, “Se abbiamo Dio in noi, faremo del bene anche solo per il nostro passaggio” (San Giovanni Calabria).


Fr Ndega

Revisione dell'italiano: Giusi

DIOS SE DEJA ENCONTRAR EN LO HUMANO.

 

Reflexión a partir de Ez 14, 11-12.15-17; 1 Cor 15, 20-26.28; Mt 25, 31-46




       Concluyendo el año litúrgico, la Iglesia nos presenta la Solemnidad de Jesucristo, el Rey del Universo, recordándonos que Él quiere que participemos de su reino. Los textos elegidos para esta ocasión nos ayudan a reflexionar sobre la imagen de Dios Rey y Pastor, que no sólo tiene el deseo de reunir a todas sus ovejas alrededor suyo, sino que Él mismo las cuida y tiene un amor particular especialmente por aquellas que sin más débiles. Su actitud es la referencia de nuestras acciones.

    El profeta Ezequiel habla en nombre de Dios a los líderes de Israel, criticando la irresponsabilidad de ellos como pastores, que llevó al pueblo a experimentar un periodo de dolor y sufrimiento en Babilonia. Pero en su mensaje, el profeta también anuncia el cuidado de Dios por este pueblo que él mismo conducirá a una nueva situación, como un verdadero lo pastor hace por sus ovejas. En verdad, el pueblo fue liberado del exilia, pero este fue a penas un anuncio de la verdadera liberación que ocurrirá con la misión de Jesús, el Buen Pastor, que se entrega para que todas las personas puedan tener vida nueva y plena.

     Según el testimonio de San Pablo, Jesús resucitó, pero no para ser el único. Él es primicia, o sea, el primero de una larga fila. Él abrió para nosotros el camino para una vida plena y definitiva. ¿Cómo se hace eso? Venciendo todo el poder del mundo, a través de su muerte y resurrección, salvando toda la humanidad y estableciendo el reino de Dios, su Padre. Todas las personas están invitadas a participar de este Reino, que ya está presente entre nosotros y solamente la unión con Cristo nos hace capaces de probarlo de forma concreta.

    El Evangelio de hoy es conocido como “el Juicio Universal” y muchos de nosotros imaginamos a Jesús como “juez” que, sentado en su trono juzgará a la humanidad, recompensando a algunos y sentenciando a otros, como los reyes de este mundo. Pero no podemos olvidar lo que él mismo dice: Dios no envió a su Hijo al mundo para ser su juez, sino para ser su Salvador” (Juan 3,17). Entonces su propósito no es juzgar, sino salvar por su amor y misericordia. Entonces, ¿cómo es posible entender este texto de Mateo que habla del juicio?

      Los evangelistas muestran que Jesús rechazó el título de rey en sus grandes momentos, pero o aceptó cuando parecía derrotado, o sea, en la cruz. Su oposición a este título fue debido a la mentalidad política de reino, que iba contra el significado de su misión. Aquí Él usa la imagen del rey-pastor para hacer entender el verdadero significado de su Reino y su propósito como el Rey. En primer lugar, su reino no viene de este mundo y no puede ser visto, diciendo: él está aquí o está allí. Él sigue una lógica diferente: no es visto, sino que está presente.

     Aunque Jesús no haya definido lo que es el Reino de Dios, lo mostró presente entre nosotros y nos invitó a experimentar su presencia a través del bien realizado a los necesitados. Es verdad que el Reino también se manifiesta a través de algunas de mis accione, pero, ¡atención! El Reino no es algo que hago, sino que es lo que Dios realiza en mi vida, en el mundo y en la historia. Jesús es el Rey que aceptó la cruz como su trono, donde mostró su gran amor por el mundo. Aquí está el juicio: su amor, su compasión como punto de referencia de nuestra acción.

       Como hace un pastor con sus ovejas, Jesús quiere reunir a todas las personas alrededor de si en su reino. Él se identifica con los más necesitados y establece el bien hecho a ellos como condición para la salvación. Sus palabras nos ayudan a discernir para que podamos hacer bien nuestras elecciones. El tipo de relación que tenemos con aquellos que más los necesitan, nos juzga, por lo tanto, estamos siendo juzgados todo el tiempo de nuestra existencia; pero el momento decisivo de nuestras vidas vendrá cuando nos encontremos cara a cara con Dios. En ese momento no se nos preguntará si pertenecemos a alguna religión o cuantas veces fuimos a la iglesia, sino cuánto realmente amamos.

      Así, tenemos como ejemplo los gestos de Cristo en su identificación con los humildes y pobres. “Tomen mi ejemplo, haz lo mismo”, él nos lo dice todavía hoy. Todo lo que hacemos por y con ellos, inspirados por Cristo, lo hacemos por Él mismo. No necesitamos dejar nuestra humanidad para encontrar a Dios, el mismo Dios se hace encontrar en lo humano y allá donde está la humanidad más sufrida, más afligida y maltratada, la presencia divina es más concreta e intensa. Las obras de misericordia hechas para los más necesitados pueden volverse una verdadera experiencia de Dios y llave para entrar en su reino.

    El mensaje y los gestos de compasión de este Rey-Pastor no vuelven más humanos, atentos a las necesidades de los otros. No podemos permitir que nuestras elecciones lleven nuestra vida a la ruina, lejos del propósito pensado por el Señor para nosotros. La clave es el amor. “Y aquí está el juicio: ¿que queda cuando no queda nada más? Permanece el amor dado y recibido”. Entonces, apurémonos a amar porque sólo el amor edifica y solamente lo que es hecho con amor tiene su consistencia. El resto no cuenta para nada. Dios, que es amor está en nosotros. Demos a Él le la oportunidad para actuar porque, “Si tenemos a Dios en nosotros, haremos el bien solamente con nuestro andar” (San Juan Calabria).


Fr Ndega

Traducion: Nomade de Dios

 

sexta-feira, 20 de novembro de 2020

DEUS SE FAZ ENCONTRAR NO HUMANO


Reflexão a partir de Ez 14, 11-12.15-17; 1 Cor 15, 20-26.28; Mt 25, 31-46




 

    Concluindo o ano litúrgico, a Igreja nos apresenta a Solenidade de Cristo, o Rei do Universo, lembrando-nos que Ele quer que participemos do seu reino. Os textos escolhidos para esta ocasião nos ajudam a refletir sobre a imagem de Deus como Rei e Pastor, que não só tem o desejo de reunir todas as suas ovelhas em torno a si, mas Ele mesmo cuida delas e tem um amor particular especialmente para aqueles que são mais fracos. Sua atitude é a referência de nossas ações.

    O profeta Ezequiel fala em nome de Deus aos líderes de Israel, criticando a irresponsabilidade deles como pastores, que levou o povo a experimentar um período de dor e sofrimento na Babilônia. Mas em sua mensagem, o profeta também anuncia o cuidado de Deus por este povo que ele mesmo conduzirá a uma nova situação, como um verdadeiro pastor faz por suas ovelhas. Na verdade, o povo foi libertado do exílio, mas este foi apenas um anúncio da verdadeira libertação que ocorrerá com a missão de Jesus, o Bom Pastor, que se entrega para que todos as pessoas possam ter vida nova e plena.

       Segundo o testemunho de São Paulo, Jesus ressuscitou, mas não para ser o único. Ele é primícia, ou seja, o primeiro de uma longa fila. Ele abriu para nós o caminho para uma vida plena e definitiva. E como Ele fez isso? Vencendo todo o poder do mundo, através de sua morte e ressurreição, salvando toda a humanidade e estabelecendo o reino de Deus seu Pai. Todas as pessoas são convidadas a participar deste Reino, que já está presente entre nós e somente a união com Cristo nos torna capazes de prová-lo de forma concreta.

     O evangelho de hoje é conhecido como "o Julgamento Universal" e muitos de nós imaginamos Jesus como um "juiz" que sentado em seu trono julgará a humanidade, recompensando alguns e punindo outros como os reis deste mundo. Mas não podemos esquecer o que ele mesmo disse: "Deus não enviou o Filho ao mundo para ser seu juiz, mas para ser seu Salvador" (João 3:17). Então seu propósito não é julgar, mas salvar por causa de seu amor e misericórdia. Então, como é possível entender esse texto de Mateus que fala de julgamento?

    Os evangelistas mostram que Jesus recusou o título de rei em seus momentos prodigiosos, mas o aceitou quando parecia derrotado, ou seja, na cruz. Sua oposição a este título foi devido à mentalidade política de reino, que era contra o significado de sua missão. Aqui Ele usa a imagem do rei-pastor para fazer entender o verdadeiro significado de seu Reino e seu propósito como o Rei. Em primeiro lugar, seu reino não vem deste mundo e não pode ser visto, dizendo: ele está aqui ou ele está ali. Ele segue uma lógica diferente: não é visto, mas está presente.

      Embora Jesus não tenha definido o que é o Reino de Deus, o mostrou presente entre nós e nos convidou a experimentar sua presença através do bem feito aos necessitados. É verdade que o Reino também se manifesta através de algumas das minhas ações, mas, atenção! O Reino não é algo que eu faço, mas é o que Deus realiza na minha vida, no mundo e na história.  Jesus é o rei que aceitou a cruz como seu trono, onde mostrou seu grande amor pelo mundo. Aqui está o julgamento: seu amor, sua compaixão como ponto de referência de nossa ação.

       Como um pastor faz com suas ovelhas, Jesus quer reunir todas as pessoas em torno a si em seu reino. Ele se identifica com os mais necessitados e estabelece o bem feito a eles como condição para a salvação. Suas palavras nos ajudam a discernir para que possamos fazer bem nossas escolhas. O tipo de relacionamento que temos com aqueles que mais precisam nos julga, portanto, estamos sendo julgados o tempo todo de nossa existência; mas o momento decisivo de nossas vidas virá quando encontrarmos Deus face a face. Nesse momento não seremos perguntados se pertencemos a alguma religião ou quantas vezes fomos à igreja, mas o quanto realmente amamos.

       Assim, temos como exemplo os gestos de Cristo em sua identificação com os pequenos e pobres. "Tome o meu exemplo, vá e faça o mesmo"!, ele nos diz ainda hoje. Tudo o que fazemos por e com eles, inspirados por Cristo, fazemos a Ele mesmo. Não precisamos deixar nossa humanidade para encontrar Deus; o próprio Deus se faz encontrar no humano e lá onde a humanidade é mais sofrida, mais aflita e maltratada a presença divina é mais concreta e intensa. As obras de misericórdia feitas para os mais necessitados podem se tornar uma verdadeira experiência de Deus e chave para entrar em seu reino.

     A mensagem e os gestos de compaixão deste Rei-Pastor nos tornam mais humanos, atentos às necessidades dos outros. Não podemos permitir que nossas escolhas levem nossa vida à ruína, longe do propósito pensado pelo Senhor para nós. A chave é o amor. "E aqui está o julgamento: o que resta quando não resta mais nada? Permanece o amor, dado e recebido". Então, apressemo-nos a amar porque só o amor edifica e somente o que é feito com amor têm a sua consistência. O resto não conta para nada. Deus, que é amor, está em nós. Demos a ele oportunidade para agir porque, "Se tivermos Deus em nós, faremos o bem somente com a nossa passagem" (São João Calábria). 


Fr Ndega

domingo, 15 de novembro de 2020

SIERVO/A BUENO/A Y FIEL

 

Reflexión a partir de Mate 25, 14 – 30


 

El contenido de esta reflexión me lleva a comenzar con la frase “Dios es bueno”. Él todo lo hace bien y decidió compartir sus dones con nosotros haciéndonos siervos, administradores de estos dones, no dueños. Él no llena con su gracia y bondad, de acuerdo con lo que las Escrituras dicen: “de su bondad, recibimos gracia tras gracia”. Pensemos en nuestra vida. “Dios nos dió vida, y con este don, él nos atribuye una tarea. Lo recuerdo bien: la vida nos es simplemente confiada, es un bien por el cual somos personalmente responsables”, no dueños. Así por su voluntad, el propósito de nuestra vida es ser fecunda desde su propio origen y esa fecundidad se expresa justamente a través de nuestra capacidad de compartir, de hacer fructificar los dones recibidos de Dios; capacidad esta dada por el mismo Dios.

Es eso que Jesús nos hace entender con la “parábola de los talentos”. En esta narración, un hombre llamó a sus tres siervos, compartió sus bienes con ellos y partió para un largo viaje. En su regreso, él llamó nuevamente a los siervos para que rindan cuentas. De los tres solamente dos siervos participaron de la alegría del señor porque actuaron de acuerdo con su expectativa, mientras que el tercero cultivando una idea equivocada de su señor, prefirió enterrar el talento recibido.

Entre muchos aspectos, esta parábola habla de la gratuidad de Dios que llama a todos hacia sí y nos confía sus dones. El texto nos dice que esos dones son distribuidos en diferentes medidas, remarcando la diversidad de dones de las personas, pero también nos trae la idea de abundancia y generosidad. No existe ninguna reserva en la oferta divina. Cualquier reserva en este sentido viene de la capacidad de cada uno de recibir y hacer fructificar los dones recibidos: a uno, cinco talentos, a otro, dos y al último, sólo uno. La medida es definida de acuerdo con la capacidad de cada uno. Así aunque Dios actúe con gratuidad y generosidad, él respeta la libertad y la capacidad para recibir de cada uno. Para él interesa más la calidad de nuestras acciones y no la cantidad.

Lo importante no es la cantidad de dones recibidos, sino la capacidad o entusiasmo para hacerlos fructificar, o sea, lo que recibimos debe ser compartido no acumulado o usado a penas para uno mismo. Dones compartidos generan fraternidad y sirve para la gloria de Dios: “Bien, siervo bueno y fiel... ven a participar de la alegría de tú Señor”. Aquel que decide usar los dones recibidos a penas para sí mismo arruina su propia vida. Tal vez eso se deba al miedo: miedo a Dios, a la novedad, a la fraternidad. Refiriéndose a Dios, el miedo es causado por el cultivo de falsas imágenes de él; y refiriéndose a la novedad es causado por la pereza, una expresión de una vida mediocre que nos garantiza una zona de confort, cerrándonos a los demás.

El cultivo de una imagen de un Dios severo nos asusta, nos paraliza. “Debemos tener el concepto de un Dios que nos anima a salir de nosotros mismos, que nos da valor para vivir la libertad para el Reino”. Una señal muy clara de reconocimiento de sus dones en nuestras vidas es nuestra voluntad de servir. Esos talentos, confiados a la capacidad de todos, nos hacen recordar de nuestro llamado vocacional. Dios nos llama a la vida y fortalece con su gracia nuestra capacidad de crecer, de madurar personalmente, de discernir y responder al llamado viviendo como hijos, hermanos y hermanas, seguidores de su Hijo.

“Dios me dio vida, para que pueda multiplicar los bienes de la tierra, o sea, hacer el bien, para que a través de este servicio pueda encontrar el sentido de mi vida, y descubrir mi vocación, esto es, el bien que Dios me da para hacer”. Esconderse o esconder los dones es una señal de que no aprecio la vida lo suficiente de acuerdo con la voluntad del Dador. Si no entierro mi vida en la arena y tengo la audacia de hacer fructificar los dones de Dios, puedo nutrir la esperanza de que él me apruebe, y me de más. Contar con nosotros para cuidar de sus dones significa que Dios tiene buenas expectativas sobre nosotros. Él quiere que compartamos su alegría. La fidelidad a esta tarea es la condición para participar de su alegría. Que podamos actuar sabiamente como siervos buenos y fieles.


Fr Ndega

Traducion: Nomade de Dios

sábado, 14 de novembro de 2020

SERVO/A BOM/BOA E FIEL

 

Reflexão a partir de Mateus 25, 14-30




 

       O conteúdo dessa reflexão me leva a começar com a frase "Deus é bom". Ele fez tudo bem feito e decidiu compartilhar seus dons conosco fazendo-nos servos, administradores destes dons, não donos. Ele nos enche com sua graça e bondade, de acordo com o que as Escrituras dizem: "De sua bondade, recebemos graça sobre a graça". Pensemos na nossa vida. "Deus nos deu vida, e com este dom, ele nos atribuiu uma tarefa. Lembremo-lo bem: a vida é simplesmente confiada a nós, é um bem pelo qual somos pessoalmente responsáveis", não donos. Assim, por sua vontade, o propósito de nossa vida é ser fecunda desde a sua origem e essa fecundidade é expressa justamente através de nossa capacidade de compartilhar, de fazer frutificar os dons recebidos de Deus; capacidade essa dada pelo próprio Deus.

      É isso que Jesus nos faz entender com a "parábola dos talentos". Nesta narração, um homem chamou seus três servos, compartilhou seus bens com eles, e partiu para uma longa viagem. Em seu retorno, ele chamou novamente os servos para uma prestação de contas. Dos três somente dois servos participaram da alegria do senhor porque agiram de acordo com sua expectativa, enquanto o terceiro cultivando uma ideia errada do seu senhor, preferiu enterrar o talento recebido.

       Entre muitos aspectos, esta parábola fala da gratuidade de Deus que chama todos a si e nos confia os seus dons. O texto nos diz que esses dons são distribuídos em diferentes medidas chamando a atenção para a diversidade de dons das pessoas, mas também nos traz a ideia de abundância e generosidade. Não existe nenhuma reserva na oferta divina. Qualquer reserva nesse sentido vem da capacidade de cada um de receber e fazer frutificar os dons recebidos: a um, cinco talentos, a outro, dois e ao último, apenas um. A medida é definida de acordo com a capacidade de cada um. Assim, mesmo que Deus aja com gratuidade e generosidade, ele respeita a liberdade e a capacidade de acolhida de cada um. Para ele interessa a qualidade das nossas ações e não a quantidade.

      O importante não é a quantidade de dons recebidos, mas a capacidade, o entusiasmo de faze-los frutificar, ou seja, o que recebemos deve ser compartilhado não acumulado ou usado apenas para nós mesmos. Dons compartilhados geram fraternidade e servem para a glória a Deus: "Bem servo bom e fiel... vem participar da alegria do teu Senhor. Aquele que decide usar os dons recebidos apenas para si mesmo arruína a própria vida. Talvez isso se deva ao medo: medo de Deus, da novidade, da fraternidade. Referindo-se a Deus, o medo é causado pelo cultivo de falsas imagens dele; e referindo-se a novidade, é causado pela preguiça, uma expressão de uma vida medíocre que nos garante uma “zona de conforto”, fechando-nos aos demais.

     Cultivar a imagem de um Deus severo, que nos assusta, nos paralisa. "Devemos ter o conceito de um Deus que nos anima a sair de nós mesmos, que nos encoraja a viver a liberdade para o Reino." Um sinal muito claro de reconhecimento de seus dons em nossas vidas é nossa vontade de servir. Esses talentos, confiados à capacidade de todos, nos fazem lembrar do nosso chamado vocacional. Deus nos chama à vida e fortalece com sua graça nossa capacidade de crescer, de amadurecer pessoalmente, de discernir e responder ao chamado vivendo como filhos, irmãos e irmãs, seguidores de seu Filho.

     "Deus me deu vida, para que eu possa multiplicar os bens na terra, ou seja, fazer o bem, para que, através deste serviço, eu possa encontrar sentido da minha vida, e descobrir a minha vocação, isto é, o bem que Deus me dá para fazer". Esconder-se ou esconder os dons é um sinal de que não aprecio a vida o suficiente de acordo com a vontade do Doador. Se eu não enterrar minha vida na areia e tiver a audácia de fazer frutificar dons de Deus, posso nutrir a esperança de que ele me aprove, e me dê mais. Contar conosco para cuidar dos seus dons significa que Deus tem boas expectativas sobre nós. Ele quer que compartilhemos sua alegria. A fidelidade a esta tarefa é a condição para participar de sua alegria. Que possamos agir sabiamente como servos bons e fiéis.


Fr Ndega

SERVO/A BUONO/A E FEDELE

 

Riflessione a partire di Mt 25, 14-30

 

       Il contenuto di questa riflessione mi porta a iniziare con la frase “Dio è buono”. Egli ha fatto bene ogni cosa e ha deciso di condividere i suoi doni con noi rendendoci servi, amministratori di essi, non padroni. Egli ci ricolma della sua grazia e della sua benevolenza, secondo quello che dice la Scrittura: “Dalla sua bontà riceviamo grazia su grazia”. Pensiamo alla vita. “Dio ci ha concesso la vita, e con questo dono, ci ha assegnato un compito. Ricordiamolo bene: la vita ci è semplicemente affidata, è un bene di cui siamo personalmente responsabili”, non padroni. Così per la sua volontà la finalità della nostra vita è quella di diventare feconda fin dalla sua origine e questa fecondità si esprime proprio tramite la nostra capacità di condividere, di fare fruttare i doni ricevuti da Lui.

         È questo che Gesù ci fa capire con la ‘parabola dei talenti’. In questo racconto, un uomo chiamò i suoi tre servi, condivise con loro i suoi beni e se ne andò per un lungo viaggio. Al suo ritorno, chiamò nuovamente i servi per un rendimento di conto. Dei tre soltanto due servi hanno partecipato alla gioia del padrone perché hanno agito secondo la sua aspettativa, mentre il terzo avendo un’idea sbagliata del padrone, preferì sotterrare il talento ricevuto.

        Fra tanti aspetti, questa parabola parla della gratuità di Dio che chiama tutti a sé e consegna i suoi doni. Il brano narra come questi doni vengono distribuiti con diversità di misure richiamando l’attenzione sulla diversità dei doni delle persone, ma anche porta in se’ l’idea di abbondanza e generosità. Non ha una riserva nell’offerta divina. Qualche riserva in questo senso viene dalla capacità di ciascuno di ricevere e far fruttare i doni ricevuti: a uno cinque talenti, a un altro due e all’ultimo uno. La misura è definita secondo la capacità di ciascuno. Così, anche se Dio è gratuito e generoso rispetta la libertà e capacità di accoglienza di ciascuno. Per Lui interessa la qualità e non la quantità.

       L’importante non è la quantità dei doni ricevuti ma la capacità, l’entusiasmo di farli fruttare, cioè, quello che riceviamo va condiviso non accumulato né usato solo per noi stessi. I doni condivisi generano fraternità e rendono gloria a Dio: “Bene servo buono e fedele… prendi parte alla gioia del tuo Signore”. Colui che decide di usare i doni ricevuti solo per se stesso porta a fallimento la propria vita. Forse questo avviene a causa della paura: paura di Dio, della novità, della fraternità. Riguardo Dio, la paura è causata dal crearsi false immagini di Lui; riguardo la novità, è causato dalla pigrizia, espressione di una vita mediocre e confortevole che ci chiude agli altri.

      Coltivare l’immagine di un Dio severo, che ci fa paura, ci paralizza. “Dobbiamo avere il concetto di un Dio che ci anima ad uscire da noi stessi, che ci incoraggia a vivere la libertà per il Regno.” Un segno molto chiaro di riconoscimento dei suoi doni nella nostra vita è la nostra disponibilità per servire. Questi talenti, accresciuti alla capacità di ciascuno, ci fanno ricordare la nostra chiamata vocazionale. Dio ci chiama alla vita e rafforza con la sua grazia la nostra capacità di crescere, di sviluppare personalmente, discernere e di corrispondere alla chiamata vivendo da figli, da fratelli, da seguaci del suo Figlio.

     “Dio mi ha dato la vita, affinché io moltiplichi i beni sulla terra, cioè il fare del bene, affinché, per mezzo di questo lavoro, io trovi un senso alla mia vita, e scopra la mia vocazione, cioè il bene che Dio mi dà da compiere”. Nascondermi o nascondere i doni è segno che non apprezzo abbastanza la vita secondo il volere del Donatore. Se non sotterro la mia vita nella sabbia e ho l’audacia di portare a frutto i doni di Dio, posso nutrire la speranza che egli mi approverà, che mi darà di più. Contar su di noi per custodire i suoi doni vuol dire che Dio ha buone aspettative su di noi. Lui vuole che partecipiamo alla sua gioia. La fedeltà a questo compito è la condizione per prendere parte alla sua gioia. Che possiamo agire saggiamente come servi buoni e fedeli.


Fr Ndega

Revisione dell'italiano: Giusi