En mi articulo anterior, había afirmado que la campaña
del colonizador por la esclavitud de indígenas fue algo que no dio mucho
resultado. Los factores para eso están en dicho artículo. En continueidad,
vamos a ver que el colonizador va a apelar a la esclavitud de los africanos. La
propia experiencia en Portugal confirma la eficacia en el trabajo deseado, por
haber invadido Africa desde 1400[1].
El autor D. Freitas hace una pequeña comparación entre estos dos tipos de
esclavos: el indígena y el africano:
“Los indios se mostraban incorregiblemente
inadaptables al trabajo esclavo. Cuando no escapaban para vivir de nuevo en la
mata bajo la ley de sus instintos naturales, morían en masa, segados por el
mortífero contagio con las enfermedades europeas. Ya el africano, como era
físicamente robusto, poseía una tradición de vida sedentaria (…) configurando
por esto la solución práctica y necesaria del problema de la fuerza de trabajo
para la empresa colonizadora”[2].
Alrededor de los siglos XIV y XV, encontramos una
Africa dividida en tribus – algunos libros utilizan el termino reinos – que competían entre sí, en
busca de mayores espacios territoriales. Algunas tribus eran de cultura
primitiva, otras de cultura más avanzada; de estas, algunas estaban formadas
culturalmente sobre la influencia del islamismo. Una de las ventajas
indiscutibles que los negros del siglo XV tenían sobre los europeos era la
superioridad técnica en el uso de los metales. Los africanos poseían sociedades
basadas en la posesión de la tierra y practicaban con intensidad el trabajo
colectivo[3].
“Los pueblos del oeste africano tenían indudablemente,
sistemas agrícolas bien desenvueltos. Los Daomés tenían hasta un sistema de
plantación. Todos esos pueblos – Daomés, Ashante, Yoruba, para mencionar
algunos del comercio cuidadosamente reglamentado; existía gran número de ligas
artesanales, y comenzaba a surgir una estructura de clase”[4].
Según J. Chiavenato, ese pueblo, en particular, los
del oeste africano, tenían una agricultura más avanzada en sus técnicas que
Portugal. El autor continúa todavía destacando la capacidad cultural de los
yoruba y su religión musulmana, recordando, por lo tanto, que estos pueblos se
desenvolverían independientemente del contacto con los musulmanes[5] .
La llegada de las poderosas naciones europeas, bien
armadas y ávidas de lucro, contribuyó para aumentar algunas rivalidades,
alimentó las guerras tribales, sobre todo, abaló fuertemente esos conjuntos
sociales y culturales e hizo desaparecer ciertas tradiciones. Hasta la familia
ampliada, que era compuesta de la esposa o de las esposas, el padre, los hijos,
los primos y que resistió hasta los primeros tiempos de la colonización, por
ahora, tuvo que romperse[6].
En vista a la dilatación de la fe y del imperio, no importaba lo que se hacía.
En este sentido, la ejecución del programa fue bien maquiavélica. Delante de
los abusos y crueldades, algunos papas incluso intentaron protestar. Entre
ellos encontramos al Papa Pio II, en 1462 y Pablo III, en la Bula Sublimis Deum, de 1537[7].
En tanto, en Brasil, la realidad era otra, pues de tan estructural que estaba
la esclavitud por aquí, el Padre Manuel de la Nóbrega llega a “escribir al rey
pidiendo entra otras cosas necesarias (vacas, instrumentos de hierro y una
dotación), también… algunos esclavos de Guiné… para hacer mantenimientos…”[8]
Un gran cuestionamiento al que no se tiene respuesta exacta es: ¿cuánto
negros fueron traídos a Brasil? La dificultad en afirmar, con certeza, es
debido a la quema de documentos oficiales sobre el trafico negrero[9], a
fin de borrar de la historia esta página que, para Brasil representa una
vergüenza, y que simplemente es necesario olvidar, pues somos el último país
que suprimió la esclavitud. Aún así, existe la estimativa de más de cuatro
millones de negros, lo que corresponde al 40% del total de América[10].
Calmon va a hablar de 6 millones, mientras que Taunay reduce a 3.600.000[11].
Ya Pandira Calógeras, citado por R. Cintra, evalúa en más de quince millones,
basándose en cálculos sobre la capacidad de las embarcaciones y de los viajes
marítimos. No se sabe, en verdad, cuantos fueron; lo que si se sabe es que no
todos llegaban vivos[12].
Continuaremos este asunto en el próximo articulo.
Modjumbá axé!
Fr Ndega
Traducion: Nomade de Dios
[7] Cf. em CINTRA R.. Op. cit., p. 23); R. BASTIDE, vai dizer que a Igreja lutou
contra a escravidão do índio, mas aceitou a do negro. (Cf. BASTIDE, R. As religiões africanas no Brasil. 3 ed., São Paulo: Biblioteca
Pioneira de Ciências Sociais, 1989, p.
77).
[8]BEOZZO, J. O. A escravidão que fez e explica o Brasil. Revista Vida Pastoral, São
Paulo: Paulinos, ano XXIX - n. 138, janeiro-fevereiro de 1988, p.18.
10 Cf. TOLEDO, R. P de. Á sombra da escravidão. Veja, São Paulo:
Ed. Abril, ed 1444, Ano 29 – n20, 15 de maio de 1996 p. 53.
11 Cf. BASTIDE, R. Religiões africanas no Brasil., p. 50-52.
12 Cf. CINTRA. R. Candomblé e Umbanda., p. 24;
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