Una reflexión a partir de Juan 8, 51-59
Jesús
al dirigirse a las personas, habla de eternidad, pués es para este horizonte
que está orientada nuestra vida. Recordemos lo que dice Pedro en un momento
iluminador de su camino: “¿Para dónde iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de
vida eterna”. Jesús quiere ser escuchado y quiere que hagamos un tesoro de sus
Palabras. Respecto a esto afirma San Juan Calabria: “Cuanta atención damos a
las palabras humanas y está correcto; mayor atención debemos a dar a la Palabra
de Dios que... es Consecratoria, esto
es, realiza aquello que dice”. Quien acoge y guarda esta Palabra hace de su
vida una tienda donde habita Dios y siempre actuará con sabiduría.
A
través de la expresión YO SOY, Jesús revela su verdadera identidad. Él se
siente uno con el Padre y desea envolver a todas las personas en esta comunión,
pero infelizmente, no es bien comprendido por sus interlocutores, que
permanecen cerrados en su concepción monoteista de Dios que no admite relación
de comunión. La primera vez que la expresión YO SOY aparece en la Biblia es en
el episodio de la zarza ardiente en
el Monte Horeb, cuando Dios revela a Moisés cómo desea ser conocido (Ex. 3,
14). Revelando su nombre, Dios entra para siempre en nuestra historia y, en
Jesucristo, él se vuelve uno de nosotros. Según el teólogo Joseph Ratzinger, “
Aquí “nombre” no es solamente una palabra, y si una persona: el propio
Cristo... es carne de nuestra carne, y hueso de nuestros huesos. Dios se volvió
uno de nosotros, por lo tanto portador de nombre y una presencia a nuestro
lado, en coexistencia”.
Este
Dios que tiene nombre, al invitarnos para seguirlo, también nos llama por el
nombre, valorizando algo tan significativo para nosotros. Por el nombre establecemos
relaciones y no volvemos conocidos para los otros. Recordando nuestro bautismo,
recibimos el nombre de cristianos, ganando una nueva identidad, así como los
primeros cristianos, que eran conocidos como Seguidores del Nombre (de Jesús).
Recordamos todavía la repercusión que causó el nombre del nuevo papa. Para los
teólogos, “Francisco es más que un nombre. Es una misión; un proyecto de vida.
Es la esperanza de una nueva práctica de fraternidad entre los pueblos, de
simplicidad en el estilo de vida y de amor a los pobres”. Que el nombre de Dios
sea sea siempre más santificado a través de nuestras vidas, motivando una
relación de mayor profundidad con los demás.
Pe. Degaaxé
Tradução: Nómade de
Dios.
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