sábado, 2 de maio de 2020

QUIEN AMA, CUIDA.



Reflexión sobre Hch 2, 14a. 36-41; 1Ped 2, 20b-25; Jn 10, 1-10



Estamos celebrando el domingo del Buen Pastor y el Día Mundial de oración por las vocaciones. Queremos agradecer a Dios por el don de las vocaciones y pedirle que continúe bendiciendo a la Iglesia con muchas y santas vocaciones. La propuesta de este domingo viene desde el Papa Pablo VI, él invitó a toda la Iglesia a asumir el compromiso de rezar por la causa de las vocaciones. Rezar por las vocaciones es también obediencia al llamado de Jesús de pedir al Señor de la mies que envíe trabajadores a su viña, porque la mies es mucha y los trabajadores son pocos (Mt 10,37s). La vocación es un don de Dios, y tiene al Bautismo como fuente y a la familia como cuna. Aquel que llama espera una respuesta generosa de aquellos/as que son llamados/as.
En la primera lectura, los apóstoles proclaman con entusiasmo el misterio pascual de Cristo por el poder de Dios, como una invitación para cambiar de vida. La fuerza de sus palabras viene del Espíritu Santo que actúa en la vida de las personas que están oyendo, llevándolas al arrepentimiento y a la conversión. Para los primeros discípulos, cada momento era una nueva oportunidad para proclamar la nueva vida que Jesús entregó a todos, inclusive “a aquellos que están lejos y para todos aquellos que el Señor nuestro Dios llame”, nadie está excluido de esta propuesta salvífica.
Según San Pedro, Dios no se complace con el sufrimiento humano, sino que se complace con el modo paciente cómo lo enfrentamos. Dios no aprueba la violencia que padeció su Hijo seguida de la muerte, pero eligió el gesto de amor de Cristo de dar la vida por toda la humanidad. Cristo es la realización de las promesas de Dios, a través de él las personas encuentran la salvación. Él nos garantiza que somos hijos de Dios y que él hace por nosotros lo que hace el Buen Pastor por su rebaño. Siguiendo su ejemplo, estamos invitados a hacer lo mismo por los demás.
En el Evangelio, Jesús se revela como Pastor y puerta de las ovejas. Él utiliza verbos como conocer, llamar, escuchar, seguir, conducir y dar, para hablar de la gran diferencia que existe entre él y los que vinieron antes de él. Jesús es el Buen Pastor porque él ama las sus ovejas y la prueba de este amor es su disposición para dar la vida por ellas. Él conoce a sus ovejas y las exhorta a oír su voz que las guía en vista de ser bien nutridas y experimentar la verdadera vida.
Él usa esta imagen para hablar de su relación con sus discípulos. Es una relación basada en la confianza mutua, en la ternura y da sentido pleno a la vida de los discípulos. Como él los conoce, él espera que ellos también puedan conocerlo y seguir sus enseñanzas. La falta de intimidad con la voz del Pastor puede llevar a la división del grupo y a la pérdida de la identidad del discípulo. La forma de cuidar de Jesús es la referencia para quien tiene la responsabilidad de orientar a las personas.
Jesús es la puerta para el buen relacionamiento entre las personas y Dios. Podemos entender esta puerta usando su propia revelación como camino, verdad y vida. En primer lugar, Jesús es el camino que nos conduce al Padre, su presencia garantiza un encuentro real con Dios; en segundo lugar, Jesús es la verdad de Dios para la humanidad y toda la verdad de la humanidad para Dios; aquel que es de la verdad oye su voz (Jn 18:37) y permite ser conducido por Jesús a la verdad plena. Jesús es también la vida qué es dada libre y abundante para todos.
En Jesús, Buen Pastor, Dios mostró su protección y cuidado para con su pueblo. Quién se opone a su voz se opone a hacer la voluntad de Dios y vivir una relación de amor con él. La respuesta que él espera en relación a su invitación en los días de hoy es aquella de tener más atención a su inspiración para que podamos actuar con sabiduría en todas las elecciones que debemos hacer.
Jesús es nuestro Buen Pastor y seguir su voz - sus enseñanzas - es nuestro compromiso como ovejas de su rebaño. Nuestra vocación encuentra su realización cuando reconocemos la voz del señor, entre muchas voces que intentan guiarnos. A través de su palabra, de los sacramentos, de las enseñanzas de nuestros pastores y de su compromiso con los más necesitados, el Buen Pastor, Jesús continúa guiando y cuidando de su rebaño. Estamos invitados a dejarnos guiar en espíritu de docilidad y comunión. Por otro lado, por medio de nuestro bautismo, también nosotros somos pastores y tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros pastores a realizar bien su misión. Estamos invitados a actuar como los primeros discípulos, qué asumieron su vocación con alegría y entusiasmo para el bien del pueblo de Dios y el rebaño de Jesús.

Fr Ndega
Traduciòn: Nomade de Dios 


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