domingo, 26 de março de 2017

ESTAMOS RODEADOS POR UNA MULTITUD DE TESTIGOS


Una reflexión a partir de Juan 5, 31-47

Jesús vive intensamente la experiencia de ser Hijo amado, comprometiéndose totalmente con el proyecto de Dios. Él es testigo fiel por excelencia. No solamente sus obras testifican esa verdad, sino, principalmente, el Padre. Los Evangelios sinópticos destacan dos momentos significativos donde el Padre declara su amor y predilección por el Hijo, invitándonos a escuchar lo que él dice: en el momento de su bautismo y en la transfiguración. Quien sigue la voz del Hijo obedece a la voluntad del Padre. Él es la verdad de Dios para el ser humano y la verdad del ser humano para Dios. Quien se vuelve su testigo da testimonio de la verdad y quien es de la verdad escucha su voz.

En este sentido, Juan Bautista es presentado como modelo por haber gastado todas sus fuerzas para que el misterio de Dios revelado en Cristo Jesús fuese bien recibido por las personas. Por esta verdad, él dio la propia vida. Aunque Jesús no dependa del testimonio de un ser humano, reconoció su empeño y coraje. Para que nuestro testimonio sea verdadero como el de Juan es fundamental que la experiencia de la Palabra tome vida en nosotros. Cuanto más intensa sea esta experiencia, más eficaz será el testimonio. Ya en la Antigua Alianza muchas personas sensibles a la inspiración divina y atentas a la realidad, se volvieron verdaderos testigos de la Palabra. Así nació el movimiento profético.


La razón de todo el impulso renovador de los profetas estaba en la fidelidad a la Palabra de Dios, vivida de manera radical. Fueron capaces de interpretar los acontecimientos, ayudando al pueblo a no desanimarse en el camino de adhesión a los proyectos de Dios y a mantener firme la esperanza en el futuro. Así como sucedía con los profetas, es necesario que eduquemos nuestra sensibilidad para captar, internalizar y testimoniar la inspiración que viene de Dios. La realización en Cristo de todo lo que los profetas dijeron posibilitó un vigor constante en el testimonio de los mártires y se extiende hasta nuestros días con una multitud de testigos que, en nombre de la fe y por el bien de los demás, donan totalmente sus vidas. Fortalecidos por el Espíritu de Dios, también nosotros somos llamados a ser testigos, llevando nuestra respuesta hasta las últimas consecuencias. 

Fr Nndega
Tradución: Nómade de Dios

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