sábado, 12 de abril de 2014

UN NUEVO MODO DE VIVIR: Dos formas diferentes de ser profeta: Jonás y Jesús



Una reflexión a partir de dos textos: Jonás 3,1-5.10 y Mc 1, 1420

La Palabra de Dios nos llama la atención sobre la necesidad de conversión, de cambio de vida, pues el tiempo que se nos da es tiempo de gracia y conversión. Esta Palabra habla también  sobre la diferencia que alguien hace en la vida de un pueblo. Como el profeta, somos llamados para hacer la diferencia. Entonces comencemos nuestra reflexión con el profeta Jonás.
El profeta Jonás, en primer lugar intentó uir de Dios, pero fue alcanzado y no pudo resistir a las seducciones divinas. Cuando Dios quiere a alguien para su servicio, él no desiste. Jonás parece que es el tipo de profeta que no conocía muy bien a Dios: primero, por creer que podía huir de Dios y, después, por entristecerse con el hecho de que Dios ha usado misericordia con la ciudad de Nínive. Él también necesito hacer un camino de conversión. Es necesario tener presente que ningún profeta es profeta por sí mismo, sino que lo es por un llamado divino, por disponerse a la experiencia de la Palabra de Dios y anunciar lo que le fue confiado, denunciando también lo que hiere el proyecto de Dios. En este texto, el profeta va a la gran ciudad de Nínive a anunciar un castigo divino, pero, frente al mensage los ninivitas creen en Dios y aceptan cambiar de vida, contrariando las espectativas de Jonás. La fe en Dios, debe ser acompañada, necesariamente, por un cambio en la forma de vivir. Pero eso sucede porque Dios ya se había compadecido y su compasión motiva a la conversión. Él no mandaría al profeta a Nínive sin tener la intención de salvar. Eso Jonás tuvo que aceptar.
Nínive por ser " de afuera" del pueblo elegido nos ayuda a reflexionar sobre la universalidad de la salvación propuesta por Dios: los cuarenta días significan las muchas oportunidades que Dios ofrece para nuestra conversión que, en realidad, traduce una cierta insistencia de su parte. La insistencia, sin forzar la libertad, es propia de su ser divino. El se interesa por nosotros porque nos ama y sabe que necesitamos de Él. Dice un salmo que "su ira dura apenas un segundo, y su miaericordia permanece eternamente". Por mayores que sean nuestros pecados, mucho mayor es la misericordia de Dios. Ser profeta es hacer la experiencia de esta misericordia para volverse presencia misericordiosa de Dios junto con las otras personas. El profeta debe estar convencido de esto.
Ahora, nuestra referencia de profetismo es la vida y misión de Jesús, el profeta por excelencia. Después del bautismo en el Jordán, Jesús va al desierto y de ahí a Galilea. La preocupación del Evangelio de Marcos es responder a la pregunta sobre quién es Jesús. El dice que Jesús comienza su misión anunciando el Reino de Dios e invitando a la conversión, osea, Jesús no se anuncia a sí mismo, anuncia el Reino, pero es en su persona que se inaugura el.tiempo del Reino. Y para este tiempo las personas necesitan abrirse, a través de un cambio de mentalidad, del griego metanoia, que quiere decir conversión, pero ¿ qué hay de nuevo entonces? Juananunciaba un tiempo que se acercaba, Jesús un tiempo que se completa. Juan anunciaba un reino que estaba viniendo, Jesús, que el reino ya está presente en medio nuestro. Juan decía conviértanse a causa de la ira de Dios; Jesús dice conviértanse y crean en el evangelio, yo vine para salvar. Creer en el evangelio tienen mucho que ver con la realización de las promesas mesiánicas: fidelidad de parte de Dios y adhesión por parte del ser humano. Significa recibir su Palabra y conformar nuestra vida con los valores que propone.
Según Marcos, Jesús se muestra muy conocedor de la realidad: él camina con las personas y ve lo que les pasa. Él se identifica e interesa por sus vidas; siente compasión e invita a la conversión. Fue así que sucedió con los primeros discípulos. Los antiguos padres de la Iglesia afirmaban: " tan humano, así, sólo podía ser.Dios". El se envuelve con la vida de las personas, para envolverlas en su proyecto. En esta óptica, la verdadera conversión se da cuando estamos dispuestos a abrazar el proyecto de vida propuesto por Jesús. Seguir a Jesús no es simplemente dejar la vida de antes, sino darle nuevo sentido a la vida que se vive. Eran pescadores de peces, continuaran pescadores, pero de personas. Los afectos familiares son importantes, pero quedan en segundo plano delante del anuncio del Reino. Es necesario, por lo tanto, desprendimiento, desapego y fidelidad al proyecto de Jesús.
El seguimiento de Jesús da calidad y nuevo sentido a todo lo que hacemos, inclusive a nuestras relaciones. Lo importante no es lo que se deja, sino lo que se gana. La propuesta de Jesús tranforma vidas. No se puede seguir a Jesús y seguir de la misma manera, pensando y actuando como antes. La radicalidad a la que Jesús nos invita hoy no se refiere al dejar todo lo que se hace, y a abandonar a las personas que nos son más queridas, sino a tener una postura diferente frente a la vida, y personas, en las cuales él se hace presente y con las cuales continúa identificándose, principalmente si son sufridas. Es necesario desprendernos de nosotros mismos y de la forma mediocre que llevamos la vida. El pide redicalidad en el ejercicio de la caridad, eliminando todo y cualquier prejuicio en relación a los otros. El reino de Dios solamente sucede de verdad donde las personas aprendieron a donarse por el bien de los demás, sin pensar en sí mismas.

Fr. Ndega
Traducion: Nomade de Dios

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