Una reflexión
a partir de dos textos: Jonás 3,1-5.10 y Mc 1, 1420
La Palabra de
Dios nos llama la atención sobre la necesidad de conversión, de cambio de vida,
pues el tiempo que se nos da es tiempo de gracia y conversión. Esta Palabra
habla también sobre la diferencia que
alguien hace en la vida de un pueblo. Como el profeta, somos llamados para
hacer la diferencia. Entonces comencemos nuestra reflexión con el profeta
Jonás.
El profeta
Jonás, en primer lugar intentó uir de Dios, pero fue alcanzado y no pudo
resistir a las seducciones divinas. Cuando Dios quiere a alguien para su
servicio, él no desiste. Jonás parece que es el tipo de profeta que no conocía
muy bien a Dios: primero, por creer que podía huir de Dios y, después, por
entristecerse con el hecho de que Dios ha usado misericordia con la ciudad de
Nínive. Él también necesito hacer un camino de conversión. Es necesario tener presente
que ningún profeta es profeta por sí mismo, sino que lo es por un llamado
divino, por disponerse a la experiencia de la Palabra de Dios y anunciar lo que
le fue confiado, denunciando también lo que hiere el proyecto de Dios. En este
texto, el profeta va a la gran ciudad de Nínive a anunciar un castigo divino,
pero, frente al mensage los ninivitas creen en Dios y aceptan cambiar de vida,
contrariando las espectativas de Jonás. La fe en Dios, debe ser acompañada, necesariamente,
por un cambio en la forma de vivir. Pero eso sucede porque Dios ya se había compadecido
y su compasión motiva a la conversión. Él no mandaría al profeta a Nínive sin tener
la intención de salvar. Eso Jonás tuvo que aceptar.
Nínive por ser
" de afuera" del pueblo elegido nos ayuda a reflexionar sobre la
universalidad de la salvación propuesta por Dios: los cuarenta días significan
las muchas oportunidades que Dios ofrece para nuestra conversión que, en
realidad, traduce una cierta insistencia de su parte. La insistencia, sin
forzar la libertad, es propia de su ser divino. El se interesa por nosotros
porque nos ama y sabe que necesitamos de Él. Dice un salmo que "su ira
dura apenas un segundo, y su miaericordia permanece eternamente". Por
mayores que sean nuestros pecados, mucho mayor es la misericordia de Dios. Ser
profeta es hacer la experiencia de esta misericordia para volverse presencia
misericordiosa de Dios junto con las otras personas. El profeta debe estar convencido
de esto.
Ahora, nuestra
referencia de profetismo es la vida y misión de Jesús, el profeta por excelencia.
Después del bautismo en el Jordán, Jesús va al desierto y de ahí a Galilea. La
preocupación del Evangelio de Marcos es responder a la pregunta sobre quién es
Jesús. El dice que Jesús comienza su misión anunciando el Reino de Dios e
invitando a la conversión, osea, Jesús no se anuncia a sí mismo, anuncia el
Reino, pero es en su persona que se inaugura el.tiempo del Reino. Y para este
tiempo las personas necesitan abrirse, a través de un cambio de mentalidad, del
griego metanoia, que quiere decir conversión, pero ¿ qué hay de nuevo entonces?
Juananunciaba un tiempo que se acercaba, Jesús un tiempo que se completa. Juan
anunciaba un reino que estaba viniendo, Jesús, que el reino ya está presente en
medio nuestro. Juan decía conviértanse a causa de la ira de Dios; Jesús dice
conviértanse y crean en el evangelio, yo vine para salvar. Creer en el
evangelio tienen mucho que ver con la realización de las promesas mesiánicas:
fidelidad de parte de Dios y adhesión por parte del ser humano. Significa
recibir su Palabra y conformar nuestra vida con los valores que propone.
Según Marcos,
Jesús se muestra muy conocedor de la realidad: él camina con las personas y ve
lo que les pasa. Él se identifica e interesa por sus vidas; siente compasión e
invita a la conversión. Fue así que sucedió con los primeros discípulos. Los
antiguos padres de la Iglesia afirmaban: " tan humano, así, sólo podía
ser.Dios". El se envuelve con la vida de las personas, para envolverlas en
su proyecto. En esta óptica, la verdadera conversión se da cuando estamos dispuestos
a abrazar el proyecto de vida propuesto por Jesús. Seguir a Jesús no es simplemente
dejar la vida de antes, sino darle nuevo sentido a la vida que se vive. Eran pescadores
de peces, continuaran pescadores, pero de personas. Los afectos familiares son importantes,
pero quedan en segundo plano delante del anuncio del Reino. Es necesario, por
lo tanto, desprendimiento, desapego y fidelidad al proyecto de Jesús.
El seguimiento
de Jesús da calidad y nuevo sentido a todo lo que hacemos, inclusive a nuestras
relaciones. Lo importante no es lo que se deja, sino lo que se gana. La
propuesta de Jesús tranforma vidas. No se puede seguir a Jesús y seguir de la
misma manera, pensando y actuando como antes. La radicalidad a la que Jesús nos
invita hoy no se refiere al dejar todo lo que se hace, y a abandonar a las
personas que nos son más queridas, sino a tener una postura diferente frente a
la vida, y personas, en las cuales él se hace presente y con las cuales continúa
identificándose, principalmente si son sufridas. Es necesario desprendernos de nosotros
mismos y de la forma mediocre que llevamos la vida. El pide redicalidad en el
ejercicio de la caridad, eliminando todo y cualquier prejuicio en relación a
los otros. El reino de Dios solamente sucede de verdad donde las personas
aprendieron a donarse por el bien de los demás, sin pensar en sí mismas.
Fr. Ndega
Traducion: Nomade de Dios
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